Tercera Edad

TAI CHI CHUAN EN LA TERCERA EDAD: SALUD E INTEGRACIÓN

Artículo publicado en la revista TAI CHI CHUAN (autor Fernando Llorente)

 

FLL-mayores-02Durante los catorce años que llevo dando clases a grupos de mayores, he podido disfrutar de muy buenos momentos con mis alumnos. La experiencia ha resultado ser muy gratificante. Son personas agradecidas que suelen implicarse rápidamente en actividades participativas como jornadas de convivencia, maratones de Tai Chi o entrenamientos conjuntos. A lo largo de su vida la mayoría ha tenido pocas oportunidades para la práctica de actividades deportivas. Con la jubilación muchas veces llega el sedentarismo, algunos se encierran en sus casas y pasan más horas en la cama, aunque no duerman o delante de la televisión. Son pocos los que se dedican a dar largos paseos y se muestran más activos.

 

En los últimos años se está promocionando el deporte como medio de mejorar la calidad de vida de nuestros mayores, ya que realizar una actividad física de forma habitual trae consigo una clara mejora en el bienestar físico y emocional. Es necesario fomentar una actitud positiva ante la vida a través de la práctica de un tipo de ejercicio que les resulte satisfactorio, interesante y motivador, máxime cuando se empieza a percibir el deterioro de las cualidades físicas y se piensa en la muerte como algo cada vez más cercano.

 

CONOCER EL MUNDO DE NUESTROS MAYORES

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Si pretendemos dar clases de Tai Chi a la tercera edad deberíamos ponernos al día sobre cómo se desarrolla el proceso evolutivo en esta etapa de la vida y conocer los elementos que la conforman.

Algunas de las características que configuran la realidad actual de la vejez son el aumento de las expectativas de vida y la mejora de las condiciones sociales y sanitarias. La pirámide de población nos muestra que cada vez habrá más personas mayores de 65 años y que aumenta el número de personas que superan los 80. En el futuro será cada vez más evidente su mayor proporción respecto al conjunto de la población, algo de lo que son conscientes las instituciones.

Hay que proporcionar a este colectivo un entorno adecuado para su desarrollo social y afectivo, cuidando aspectos tales como la cultura, el deporte, la salud, etc.

En relación al deporte para la Tercera Edad, la práctica del Tai Chi Chuan goza de una situación privilegiada que aún será más ventajosa en los próximos años. El Taichi es un ejercicio no agresivo, adaptable a las características y necesidades de cada persona, que contribuye a la estimulación intelectual y social y tiene efectos beneficiosos para la salud a corto plazo, aunque se comience en edades muy tardías. La calidad de vida del sujeto y su motivación para mantenerse activo pueden permitir que el envejecimiento sea algo menos traumático.

La memoria reciente o capacidad para retener informaciones nuevas, es una de las funciones que más se reduce durante el envejecimiento. La pérdida de memoria es una de las quejas subjetivas más habituales en los ancianos. Se sienten preocupados ante su dificultad en evocar datos concretos y en recordar fragmentos aislados de su experiencia vital. Por eso es muy importante el amparo y el refuerzo constante en su aprendizaje del Tai Chi Chuan por parte del profesor, que en ningún caso debe resaltar negativamente este aspecto. Una de nuestras obligaciones como docentes es la de motivarles destacando sus logros y haciéndoles ver que su trayectoria general es satisfactoria, evitando así su estancamiento en detalles negativos.

Otro de los problemas que acentúan el aislamiento social de la persona mayor es la disminución del contacto con los demás después de la jubilación o bien tras la pérdida de la pareja o de las amistades de su misma edad. El anciano tiende a quedarse más tiempo en su casa, lo que reduce tanto su movilidad como su motivación para mantenerse ocupado y su capacidad de ilusionarse con la práctica de nuevas actividades. Con frecuencia pasa a sentirse desorientado, inútil, carente de perspectivas u objetivos y cae en mundos cerrados, rutinarios y en algunos casos, depresivos. La vejez y la soledad suelen ir de la mano. La soledad se vive como una experiencia negativa y dolorosa que suele ir acompañada de malhumor y ansiedad. De este modo se genera un círculo vicioso del que resulta cada vez más difícil salir.

Puesto que cada vez es mayor el número de personas ancianas que viven solas, las actividades en grupo pueden ser una solución a este problema. Entre los beneficios que proporcionan está el hecho de que no sólo se acude al centro de entrenamiento para realizar una actividad sino que también se va para relacionarse, hablar, comunicarse, hacer amistades, compartir objetivos, esfuerzos, desilusiones, alegrías, molestias, opiniones e identificarse con un grupo o con personas del barrio con las que se tienen vivencias parecidas o similares. El Tai Chi Chuan es una actividad que favorece un clima agradable y estimulante para los practicantes de esta edad. El sujeto puede ponerse metas realistas que le hagan recuperar la ilusión por vivir, comprometiéndose con uno mismo y con los demás.

 

NUESTRA INTERVENCIÓN COMO PROFESORES

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Algo que considero imprescindible es que el profesor conozca y utilice el nombre de cada uno de sus alumnos. Con una ficha de inscripción podemos averiguar algunos datos básicos de cada uno de ellos que nos permitirán situarnos mejor dentro del contexto de la clase. Se favorece así una enseñanza individualizada en la medida de lo posible.

Debemos ocuparnos de observar detenidamente a cada persona. Hay que investigar su formación corporal, la manera de moverse, sus posibles problemas de espalda, de articulaciones, etc. Es necesario conocer sus limitaciones para adaptar de la mejor manera posible el tipo de ejercicio y la forma de realizarlo.

 

Durante la clase debemos pedirles que escuchen a su cuerpo. Tenemos que mantenertos especialmente atentos para que no dejen de utilizar el sentido común, para que no se comparen con los demás, se emocionen demasiado o adopten posiciones que puedan resultar contraproducentes por imitar al profesor o a otros alumnos. Es importante que cada persona conozca su cuerpo, sus posibilidades de movimiento y su capacidad de realizar un ejercicio de forma correcta sin llegar al agotamiento físico y psíquico.

Es fundamental basar el trabajo diario en la correcta ejecución de las posiciones, sobre todo al principio, para que el cuerpo se acomode y se acostumbre a la postura. Más adelante se podrán ir trabajando algunas secuencias para enlazarlas después y adentrarnos en el aprendizaje de una forma, algo que supone un trabajo de años. Lo que debe guiarnos es, sobre todo, la sencillez. Unas simples rutinas de entrenamiento les proporcionan seguridad y les facilitan la posibilidad de repasar ciertos movimientos por iniciativa propia.

Debemos motivar a los alumnos para que practiquen las técnicas aprendidas. Antes de acabar la clase es bueno repasar una serie de ejercicios que fácilmente puedan recordar para que los puedan realizar por su cuenta. Hay que animarles a que practiquen a diario (con diez o quince minutos es suficiente para empezar). Si de algo se dispone en esta edad, es de tiempo. La clave es conseguir que esos diez minutos sean una prioridad para que no dejen de utilizarlos. Es recomendable que adquieran el hábito de practicar siempre a la misma hora para incorporarlo a la vida diaria.

De vez en cuando es muy provechoso enseñar la aplicación marcial para facilitar el recuerdo y la comprensión de las técnicas que se están aprendiendo. Podemos explicar lo que es un bloqueo, lo que es un golpe con la pierna o con el puño. También podemos ir introduciéndoles en la historia y en el sentido del Tai Chi Chuan. Al ir avanzando en su entrenamiento, es posible introducir más explicaciones y fomentar su creatividad. El trabajo de Tui Shou es un instrumento muy eficaz en etapas más avanzadas para interiorizar las técnicas y ver cómo funcionan con un compañero.

Un momento clave es el final de la clase. No debemos irnos apresuradamente ni escaparnos. Es el momento que algunos aprovechan para plantear pequeñas sugerencias o dudas. Hay que tener paciencia y dedicar unos minutos a escucharles, a desarrollar la capacidad de ponernos en el lugar de los demás para sentir como ellos sienten, comprender mejor sus circunstancias y conocerlos un poco más.

Nunca es tarde para empezar a ocuparse de uno mismo. Encontrar ese tiempo para hacerlo debería ser más fácil para los integrantes del colectivo de la tercera edad y nosotros podemos ayudarles a recuperar la vitalidad y a sentir de nuevo la ilusión de progresar con una actividad sana y estimulante como es el Tai Chi Chuan.

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Fotos: Archivo del autor y Teresa Rodríguez.

 

Artículo publicado en la revista Tai Chi Chuan (Artes y estilos internos).
www.taichichuan.com.es

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Fernando Llorente es profesor de Tai Chi Chuan, Qi Gong y Choy Lee Fut en Barcelona. También es profesor de Filosofía en centros de Enseñanza Secundaria. llorentefernando@yahoo.es